A Fiona
No sé cuántas veces he postergado este post, pero es un paso obligado para continuar con la idea inicial al crear este blog, y por qué no, una especie de hilo de sanación, un duelo.
Al principio, cuando tenía toda la esperanza, iniciaba con algo así como: “Fiona, te amo y te voy a amar toda mi vida, sin importar donde estés y deseando que no sufras hasta que nos encontremos”. Luego me di cuenta que cada vez que abría este documento lo iba convirtiendo en un tipo de diario:
- Hoy se cumple 1 mes, te extraño, también tus maullidos a las 5am, el arrunche al despertar, tu ronroneo al verme…
- Fiona te he llorado montones en silencio, la nena todavía te busca y te nombras mientras yo me hago la fuerte, es increíble porque hubiera pensado que para este tiempo ella ya te habría olvidado, pero no. (4 meses).
- He leído muchas historias de gatos que regresan después de tanto tiempo, todavía creo que puedes lograrlo Fiona. (8 meses).
- Fiona hoy nos vamos a otra casa… (romper en llanto)… creo que no vas a volver a nosotros. (1 año y 6 meses).
La última vez que la vi fue el 25 de diciembre de 2017, Leia iba en su guacal y a Fiona la guardé en una cajita porque no teníamos mas guacales, aún tengo grabada esa mirada. Iban a otra casa mientras nosotros salíamos de viaje, ahora sé que hay otras opciones como las niñeras gatunas, pero el hubiera no existe y esa fue nuestra opción en el momento. Ya conocía el otro lugar, pero no el entorno del barrio, y los gatos nunca dejan de curiosear, una ventana abierta y ya esta.
En la madrugada salieron las dos (Leia y Fiona) pero solo una volvió, su peso y su falta de pericia callejera le jugaron una mala pasada, algunas veces bromeamos con esa famosa escena del Rey León y que Leia es Scar. En la reconstrucción de los hechos y después de unos días nos enteramos que cayó al garaje del vecino, quien no es una buena persona, es muy doloroso saber como la sacaron de allí…
La buscamos mucho, en las madrugadas, en caños, con avisos, puerta a puerta, incluso una famosa “médium” de gatos, la buscamos hasta que nos dimos cuenta que ya corría riesgo nuestra propia integridad. Esa última noche de búsqueda lloramos mucho, rendirse cuando se ama duele en el alma.
Hoy el sentimiento de tristeza es el mismo, aun se me llenan hasta el borde de lágrimas los ojos cada 26 de diciembre, para los demás una mascota, para nosotros parte de la familia.
Cuando Tola se fue al cielo (¡Y sí! Para mí allá van) fue diferente, había tenido una buena vida y el cansancio de su vejez me daba consuelo que iba a estar mejor, tuvo cristiana sepultura y me quede con las memorias felices que aún comparto en mis cuentos nocturnos a mi hija mayor, pero Fiona…
Suelo explicarles a mis amigos lo que siento con un ejemplo fuera de contexto, pero esa sensación de no saber qué pasó o de tener una esperanza que aparezca es la misma que sienten tantas familias cuyos hijos se ha llevado la guerra.
Que egoísmo el mío llorar por una gata, tan solo unos días antes mi compañera Paty había perdido el hijo de sus entrañas, nadie quiere pasar por ese dolor, son fechas que asocio y a la vez al recordarles pongo a su familia en mi oración.
Por casi año y medio detuvimos nuestros planes de viajar, de mudarnos, de hacer más cambios, esperando el momento de película que algún día al abrir la puerta estuviera allí con sus “miauuu”. Ahora ya estamos en un lugar donde no hay recuerdos de su presencia física, pero con sus fotos y huellas en la memoria del corazón.
Lo que nos queda es desear que este en un lugar mejor, liderando una pandilla gatuna, con otra buena familia, o en el cielo con la mejor compañía.
Fiona por siempre, gracias por amarnos, por enseñarnos tanto, y especialmente por escogerme como tu humana favorita, perdona si no te di lo suficiente, te aseguro que era todo lo que en ese momento podía.
Seguiré contando tus historias, han sido 3 años en pausa casi sin escribir, pero sé que al compartirlo poco a poco dejare ir el dolor para recordarte con alegría.
Nota: Es post lo había aplazado bastante, cada vez que intentaba escribirlo terminaba llorando, incluso hoy. Ella, una fuente de inspiración ya no está, pero queda mucho por contar. Perdón si no tiene estructura literaria, es más bien un ejercicio para públicamente darle un homenaje.
Se terminó de escribir el 01 de agosto de 2020.